La inauguración hoy del Metro de Santo Domingo hallará un escenario caracterizado de quejas, denuncias y sindicalistas, molestos por la actitud del gobierno de no ceder ante sus insistentes pedidos de participación en las operaciones de la obra.
El pleito entre sindicalistas del sector transporte y la Oficina Para el Reordenamiento del Transporte (Opret) comenzó desde el primer picazo de la construcción de este novedoso sistema de transporte masivo.
Primero, fue la objeción de los gremios más representativos, a que el gobierno siguiera adelante con la obra que en la tarde de hoy será inaugurada por el presidente Leonel Fernández. Sus operaciones comienzan mañana.
Después, la batalla pasó a un segundo plano y ya no era el desacuerdo de los sindicalistas lo que provocaba irritación al gobierno que en ningún momento dio marcha atrás a la construcción de los 14.5 kilómetros de longitud del Metro que ya fue estrenado por los capitaleños y gente de pueblo que no resistió esperar su inauguración.
Hoy, cuando Fernández se jacta de ser el artífice de la obra civil más importante de República Dominicana, la inconformidad de los choferes es porque el gobierno decidió dejarlos fuera de las rutas que servirán para alimentar el trayecto del Metro de Santo Domingo.
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