MANUEL A. VEGA
EL
SEIBO.- Olga Lidia Rijo, es una mujer nacida en 1973, en la histórica e
hidalga ciudad de El Seibo, pero hace unos once años fue violada
sexualmente por el hijo de la propietaria de la vivienda donde laboraba
como doméstica en Higüey, quedando infectada del Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), pero ahora revela el rechazo de la
sociedad y su propia familia, la van matar más pronto que la enfermedad.
En
medio de sollozos y la impotencia, la estigmatizada mujer, pidió al
presidente Leonel Fernández una ayuda económica permanente para vivir
los años que le quedan de vida, tras indicar “mi muerte es segura pero
quiero recibirla con la paz de saber que tengo un techo seguro y que me
alimento dignamente”.
Explica
que en El Seibo, donde tienes varios años viviendo, es rechazada por
muchas personas, que a sabiendas que saben de su quebranto no la ayudan
para prolongar su estadía en la tierra.
La
dama, que nunca procreó hijos y que es rechazada hasta por su propia
madre, vive de la caridad pública, ya que se ha lanzado a las calles y
al comercio de El Seibo como pedigüeña, “para no dejarme morir de
hambre”.
“Tuve
que cambiar la aplicación de los retrovirales que me daban en el
hospital Teófilo Hernández de El Seibo para el hospital regional Antonio
Musa de San Pedro de Macorís, porque una enfermera se cogió con decirme
que yo le salía cara al gobierno y que debía morirme lo más pronto
posible”, explicó en declaraciones exclusiva a Atacandodigital
Indica
que su drama en la tierra se hace más difícil, porque para viajar a San
Pedro de Macorís necesita dineros para el transporte, lo que se le hace
difícil obtener porque la gente “me dice que pido muchos y que ya debo
morir, para molestar meno”.
“El
dolí más grande que tengo de la sociedad, es que no comprende lo que
estoy sintiendo en mi alma, que se destroza no por el quebranto que
tengo, que lo conseguí involuntariamente, sino porque me rechaza como un
estropajo viejo, además de que nadie quiere darme trabajo, porque todo
el mundo teme que yo lo infecte hasta hablando”, expuso con voz quebrada
y lágrimas a chorros que corrían por sus maltratadas mejillas.
Explicó
que el pasado síndico de El Seibo, Reinaldo Varela le daba unos mil
pesos al mes, para que se ayudara, pero que en la campaña política, le
comunicó que no podía seguir dándole el dinero, porque supuestamente
había que dárselo a un compañero que “podía votar por los candidatos del
PRD”.
Sostuvo
que pasa parte del día releyendo las páginas del LISTIN DIARIO,
periódico que dijo puede ayudar en su drama cotidiano, que ha tenido que
enfrentar por estar padeciendo la letal enfermedad del Sida.
LA HISTORIA
“Hace
unos once años, me empleé como doméstica en una casa de ricos en
Cambronal de Higüey, pero el hijo de la dueña de la vivienda abusó
sexualmente de mí y me infectó de VIH, pero cuando le comuniqué a su
madre lo sucedido, me dijo que eso no era nada y que ella respondía por
cualquier cosa”, acotó la atribulada mujer, que no dejaba de llorar
mientras ofrecía declaraciones a este medio.
Amplió
diciendo: “ Yo tenía unos 25 años y nunca había tenido relaciones
sexuales con hombre, porque me dediqué a trabajar para ayudar a mi
madre, que ahora también me rechaza y no quiere que la visite a su casa,
tras saber que padezco la enfermedad del Sida”.
“A
veces quiero que la tierra me trague, ahorcarme, envenenarme, pero mi
deseo de seguir viviendo es más fuerte que mi impotencia; ayúdeme
periodista, el LISTIN DIARIO, periódico que leo todo los días ha hecho
milagros con muchas gente, solo quiero prolongar mi vida y que alguien
me ayude a tener un techo propio”, suplicó con los ojos enrojecidos por
el dolor de no encontrar quien escuche sus súplicas.
Significó
que se enteró que padecía de la letal enfermedad, cuando comenzó a
sufrir fuertes dolores de cabeza y su cuerpo a menudo recibía calentura
por fiebres, dejándola casi inconsciente.
“Mi
familia me internó y suero me quitaban y suero me ponían para
hidratarme y nadie me decía lo que tenía, hasta que me dispuse averiguar
por mi propia cuenta y agarré por el cuello a la enfermera que me
aplicaba la disolución y la obligué a confesarme sobre mi padecimiento”,
acotó.
La
mujer ofreció declaraciones a Atacandodigital momento en que se
encontraba diligenciando una ayuda en el cabildo de El Seibo, para
viajar a San Pedro de Macorís tras los retrovirales que le suministra el
Programa de Prevención Contra VIH y Sida que lleva a cabo el Ministerio
de Salud en los hospitales del país.
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